3.01.2014

Enter the Nightmare - 1

Todos los seres mortales suelen estar compuestos de una esencia primordial, en ella se determina su capacidad para el bien o su tendencia al mal, la luz y la sombra de su ser; cuando se presentan casos como el de la joven Cat´Siuji, cuyo espíritu presenta una luz tan intensa y llena de bondad, esta luz genera una sombra igual en potencia, aquel contrapeso que nos inclina a actuar contra nuestra naturaleza, aquello que nos hace dudar, aquello que busca equilibrar nuestro propio resplandor cubriéndolo con una sombra, una sombra, eso es Nightmare.

Este ser se origina cuando los niños procedentes de Al´Dei abandonan su hogar, el cual era un pequeño paraíso resguardado en algún lugar de la existencia. Su origen es el miedo, el miedo que la pequeña Cat sintió ante la incertidumbre de su futuro y de su propio destino. Tal vez si las cosas hubiesen sido un poco diferentes a como resultaron ser, esta sombra no habría cobrado “vida”, pero la partida fue especialmente muy dura para la pequeña, que por su posición se vio obligada a ser ella quien tomara la decisión sobre el castigo merecido, por las travesuras que había cometido junto a sus amigos,  estas llegaron al punto de obligar al sacerdote del pueblo a tomar una serie de medidas al respecto y al ser ella la mayor y la líder del grupo, la designo como su propio juez (y verdugo). Este punto es muy importante, los niños habían tenido un sinfín de aventuras y sentían que para ayudar al mundo contra el mal, debían abandonar su pueblo natal, aunque algunos simplemente lo hacían por curiosidad u otros motivos menos importantes, “el llamado” era como le decían a la sensación de dejar aquel misterioso lugar y se decía que quien lo seguía nunca regresaba.



Fue cuando llego un festival ambulante que se enteraron de un mercader que se había llevado a un habitante de Al´Dei consigo y que había regresado, a raíz de ello, juntos hicieron un plan de dejar su hogar por un par de años al cuidado de aquel mercader para volver una vez pagada la pena, arreglaron todo para que ello ocurriese, era el deseo común del grupo. Sin embargo la decisión final recaía solamente en Cat, que no compartía del todo el deseo de los demás, era una jovencita que amaba a su pueblo, que estaba por cumplir la mayoría de edad y sabia que eso solo podía significar una cosa, el tiempo en que alguien solicitara su mano en matrimonio estaba muy próximo y esperaba lograr una de sus más grandes fantasías, un final de cuento de hadas, un final como tantas veces había leído, contado y añorado; claro que tenía el poder para truncar el plan de sus amigos y seguir sus propios deseos, pero no lo hizo (tal vez este sea el momento de “la decisión” donde tomaba la senda de Aria y no la de Cat´Ni). Su sentencia finalmente fue la que los demás esperaban, una sentencia demasiado dura, mucho más de lo que se podía imaginar, a final de cuentas creía seguir su destino, proteger Al´Dei de las tinieblas del exterior.

En ese tiempo ocurre una tormenta de emociones, en esas últimas dos semanas la pequeña soñadora había presenciado maravillas que nunca olvidaría, los festivales del pueblo y las grandes suertes de los artistas y trovadores ambulantes que visitaban por primera vez el lugar maravillaban sus ojos, que nunca habían visto semejantes espectáculos; sus escapadas con uno de sus amigos le hacían sentir la rara emoción de desobediencia a su estricta tía, experimentando por primera vez lo que era una pequeña aventura romántica que encendía su corazón y dibujaba una sonrisa en su rostro; el mismísimo animo de la gente del pueblo brillaba como hacía mucho no lo había visto, entre ellos un par de gemelos a los que ella y su pretendiente (que a si lo era ante los ojos del pueblo, pero ellos ingenuamente no lo veían de esa forma, era un amor muy inocente, muy puro) les habían tomado cierto cariño; esas dos semanas se convertirían en los días más felices de su vida.

El momento para el que tanto había sido preparada había llegado, la trenza que la identificaba como joven casadera y que había lucido en una danza unos días atrás, no volvería a decorar su cabello, aunque ella aun no lo sabía. El clérigo había ordenado que por sus desobediencias ya era tiempo de que el grupo de chiquillos tomara la mayoría de edad y se unieran a la comunidad como adultos (parte de su castigo), también era necesario pasar por la ceremonia si habían de marcharse como estaba ya acordado. Su tía, que para Cat era la única madre que reconocía, la había preparado para ese día desde hacía muchos años, era el día que toda niña esperaba, el día en que algún otro de los jóvenes del pueblo llegaría ante ella, seguramente al termino de la ceremonia y le pediría su mano en matrimonio, el día en que dos jóvenes corazones se entrelazarían y unirían sus destinos. Su tía por supuesto no aprobaba los cortejos de aquel joven llamado Gen´Del, que era un joven de bien, pero que tenia ciertos tintes algo rebeldes que no le agradaban y de hecho eso había propiciado alguna enemistad pasajera con la madre del pretendiente, aun así y con algo de temor a la respuesta, la hilandera hizo tan importantes cuestionamientos. La joven respondió evasivamente, explico que no quería casarse de inmediato, sino que le gustaría terminar su castigo, es decir concluir aquel viaje de dos años para pensar en esos asuntos, se mentía a sí misma, pero era la mejor manera de llevar a cabo esos acontecimientos. Su tía acepto su respuesta y la ayudo a prepararse para la ceremonia, le puso un hermoso vestido que fuera propiedad de su verdadera madre y le cepillos con delicadeza su hermoso cabello negro, después de todo la edad vuelve sabias a las personas y la hilandera tal vez ya sospechaba lo que podía ocurrir, así que preparo a su princesa y lo demás seria voluntad de Dios.

Los cinco jóvenes fueron el centro de la ceremonia, en ella se había reunido todo el pueblo para presenciar el evento, sobre todo por la muchacha, ya que hacía mucho tiempo desde que se había formado una pareja en el pueblo y ahora era lo que todos esperaban, celebrar una unión. La ceremonia fue sencilla pero esplendorosa por su significado, los niños tomaban su papel de adultos eligiendo sus títulos con los que serian reconocidos a partir de ese momento, el clérigo dio fe del acontecimiento y como representante de Dios y como habitante de mas jerarquía, a nombre de los habitantes de Al´Dei, aceptaba a esos jóvenes como miembros de esa pequeña comunidad. La ceremonia termino y pasaron a dar las felicitaciones a los nuevos adultos, solo unos cuantos sabían que partirían al poco tiempo y tal vez ninguno podía sospechar lo lejos que irían. Entre las felicitaciones de familiares, amigos, rivales y vecinos, la ingenua de Cat, ni siquiera se percato cuando se empezó a abrir un espacio en medio de la concurrencia, buscaba con la mirada los rostros de todos los ahí reunidos, era un momento mágico que quería conservar con el mayor detalle, quería recordar los nombres de todos los que los habían acompañado en ese día, sus amigos se habían perdido entre las multitudes, seguramente rodeados por sus respectivas familias; afortunados eran, pues a ella solo su tía la acompañaba, aunque en cierta forma, era lo único que necesitaba. Veía el rostro del clérigo y buscaba a los curiosos gemelos y a otros de sus rivales de juego, no percibió cuando fue que paso, cuando una mano tomo la suya, volviendo la vista al frente y vio a sus pies a un joven de rodillas. Era su querido Gen´Del, arrodillado ante ella, en presencia de todo el pueblo, sentía su mano temblorosa sosteniendo la suya, pronunciaba palabras torpes seguramente nunca ensayadas, en su cabeza pensaba en como eso podía complicar sus planes, lo que le había dicho a su tía era verdad, debería esperar, tenía una misión, una condena, no podía permitirse aquello, ¿que palabras tan dulces eran esas pronunciadas por esos temblorosos labios? no las recordaría, al menos no con exactitud, olvidaría de inmediato la torpeza de la propuesta, pero recordaría para siempre la nobleza y bondad de la solicitud, ¿Cuáles fueron las palabras? Realmente no importa porque cuando “la propuesta” fue formulada, era realmente su deseo lo que acontecía, ni siquiera de haberlo inventado como un relato habría sido tan maravilloso,  súbitamente la proposición fue interrumpida por la joven…  - ¡Si! - había respondido y este sería el momento cumbre de júbilo que resguardaría hasta el final de los días, pasara lo que pasara, fue el momento en que una chispa fugaz nació, un sueño ilumino su corazón y que resguardaría como su más grandioso tesoro, pero de esa chispa hablaremos después.

El tiempo había llegado, era la hora de partir, los cinco jóvenes se prepararon para su viaje de dos años hacia lo desconocido, hacia el exterior, a un mundo lleno de peligros como no se imaginaban. Las despedidas eran tristes por supuesto y la sombra llegaría antes del anochecer. Antes de partir Cat reunió el valor que le haría falta, hizo las preguntas que la atormentarían mas tarde, fue a ver a su tía la hilandera para saber los secretos de su pasado, ahí descubrió lo terrible que fue su historia, la historia de sus padres estaba lejos de ser lo que hubiera esperado, el desamor, el engaño, la violación e incluso la muerte eran parte de aquella historia, hechos que perturbaron a la pequeña comunidad en aquel entonces, pero que habían sido muy bien guardados, tal vez los habitantes sentían piedad para la pequeña que nada de culpa tenia o tal vez se conmovieron al verla crecer de una forma tan servicial, siempre intentando ayudar a los demás, tal vez simplemente con el tiempo lo habían olvidado. Esa trágica historia dejo secuelas, específicamente en los frutos de la violación de la panadera y su eventual encuentro con la locura, resultando de ello el nacimiento de dos niños gemelos, los mismos gemelos que hacia unas pocas semanas había empezado a querer, incluso tal vez con la complicidad del destino, eran sus medios hermanos, o mejor dicho como ella lo percibió: sus hermanos de sangre. La tragedia era que ahora podría aliviar un poco los errores de sus padres, tenía la oportunidad de intentar ingenuamente de reparar un daño que no comprendía del todo, podría asistir a la panadera y cuidar de los gemelos, enmendar las heridas o eso hubiera podido hacer, si no fuera por su propia condena, ese día tendría que partir y no podía hacer nada al respecto.


La pesadumbre era insoportable, no sería la primera ni última vez que su ahora esposo Gen´Del le prestara lugar entre sus brazos para brindarle refugio de la oscuridad que la acechaba, pero era la primera vez que lo hacía en ese mundo. Era la tormenta de emociones, justo después de los días más luminosos que había vivido, seguía una pesadumbre terrible sobre quien siempre esperaba lo mejor, ahora enfrentando la incertidumbre en su futuro y la tragedia del pasado, se daba cuenta que las cosas malas sucedían y muchas veces no podían evitarse la injusticia de estos eventos, por primera vez sentía lo que definiría a su sombra, la emoción que en el futuro tendría que enfrentar y vencer en los recintos de los esclavos, el miedo.

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