Nacida de la roca y el
fuego, forjada por las manos del artesano, blandida por aquel a cuya mano
llegase, la espada, el arma, instrumento hecho para asesinar o en mejores
circunstancias para defender una causa. Que es ello que la impulsa? No importa,
ella únicamente permanece firme, esa es su tarea, ser firme y confiable, lo demás
dependerá del espadachín.
No era una reliquia
salida de los fuegos infernales, ni una manifestación celestial con un propósito
mayor, carecía del decoro que algún herrero enano le hubiera podido infundir, o
la belleza de las artesanías álficas, una espada igual a muchas otras. Fue
forjada para durar, ya sea a una larga campaña o para lo que sería su vereda,
un arma para combatir en la arena.
La majestuosidad que
tienen todas las armas recién salidas de las forjas duro muy poco, de inmediato
su amo la puso al servicio de algún gladiador, entrenamiento o combate, el
hierro no sabe la diferencia, su labor es la misma, mantenerse firme y
conservar el filo. Paso el tiempo y la hoja ya mostraba melladuras, oxido de la
sangre derramada, a veces era sostenida por una mano débil y temblorosa, esas
veces solían ser muy fugaces, el cobarde no dura mucho en la arena, pero en
otras ocasiones era blandida por un experto gladiador, lo sabía por la forma en
que cortaba el viento, el cuero y la carne, un movimiento mortal y preciso que solía
terminar con el sable atragantado en sangre. Inocentes o culpables de pena
alguna, un arma no lo sabe y si lo supiera no le importaría, es una herramienta
y hasta no romperse su labor seguirá y seguirá.
La hoja mellada estaba
decolorada y llena de marcas de oxido, su hoja parecía mostrar dientes chuecos
y podridos, tantas veces había sido limado el filo, era un arma confiable a
pesar de todo, muchos de los otros hierros que la habían acompañado siendo
mineral ya eran desechos. Estaría en sus últimos años de combate, ignorante de
su destino el cual fue en una suerte torcido, una mano la había tomado, no podría
reconocer su tacto y es posible por su pericia que en el pasado fueran
compañeros de armas, gladiador y espada, difícil de saber, pero al menos era
una mano experta la ultima que habría de blandirla.
Las circunstancias
fueron muy diferentes a su existencia cotidiana, ese día no sería elegida por
los luchadores, pero fue tomada, no supo que era participe de una fuga de
esclavos, de ser partícipe de una historia mucho mayor de la que había dictado
su fortuna hasta entonces. Fue cuando la mano apretó con todas sus fuerzas que
una energía pocas veces infundidas a objeto alguno recorrió toda su estructura,
que por primera vez era blandida por la justicia en defensa de la libertad.
- ¡CHOQUE RELAMPAGO ¡
Un arma no es
participe de ideas, pero como podría ignorar ese hecho, por primera vez en su
existencia tenía un propósito, no era uno propio pues el objeto carece de
voluntad, pero seguramente le seria grato si fuese diferente. Esa vez probo el
sabor de la sangre humana al infligir a un gladiador una herida por última vez,
una herida que se dice, no cerraría jamás.
Fueron muchas idas y
venidas a partir de ese momento, el hierro se mantenía firme y durante muchos
combates se mantuvo fiel y confiable, su filo aun cortante no se desgastaba,
era útil aun, cumplía con su labor. Fue hasta su última derrota que cumplió con
su parte, ser un participe menor de una leyenda cuyo fin estaba aun muy lejano,
un objeto que sería olvidado cuando una mano enemiga la tomo por el filo, que
ser tan fuerte era capaz de ello? La habían arrebatado de su portadora con la
facilidad con que un adulto le quita un juguete a un chiquillo, fue tomada por
la hoja y en un par de movimientos el lazo entre arma y guerrera fue roto para
siempre, lo último de lo que sería testigo seria la forma en que fue arrojada
al rio donde al fin encontraría paz, mientras su hoja era golpeada por la
corriente, una corriente muy peculiar, eran aguas de tranquilidad donde descansaría
por siempre, aunque quien sabe los destinos de una espada, después de todo,
como se podría adivinar que de una armería fuese a dar a esos destinos, quien podía
seguir esas aguas con su curso modificado por la hoja y quien podía saber donde
terminaba tal corriente?

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