4.03.2012

La Diosa Falsa


- Henos aquí queridos hermanos como nos lo habíamos propuesto en el momento de la fundación de nuestro gran clan. Han pasado ya las estaciones y como el antiguo manifiesto así lo predijo, "en la 13er noche sin luna en que se encuentren alineadas las estrellas impías, se levantara ella para reconocer a sus leales seguidores y llevarlos a la iluminación".

-Conquistadora de los cielos, libertadora de los mortales, azote de los injustos, aquella cuyo reino se extenderá de las cimas de las montañas al fondo de los océanos, la que hará de los reyes sus súbditos y de los esclavos sus escoltas. Hoy es la noche, ahora que el sol se oculta daremos de rodillas la reverencia que renovara nuestros espíritus y nos unirá a todos aquí en nuestro gran clan, síganme hacia la victoria, yo que he sido reconocido por nuestra eterna reina para continuar con sus ideales....

Una congregación de cientos estaba reunida en el lujoso templo levantado hace siglos sobre la tumba de la que consideraban podía cumplir todos sus deseos y ambiciones con sus enseñanzas. Rituales olvidados siglos atrás se practicaban aun, gracias a los trabajos de traducción y restauración de los fundadores del "Clan de los Seguidores de Nir'Taia". El Clan había sido levantado sobre una ideología que según interpretaban sus fundadores, era la llave de un mundo mas justo, según sus doctrinas, aun el más pobre podría alcanzar la riqueza si seguía las milenarias escrituras, cada hombre era capaz de alcanzar la gloria si reunía lo necesario independientemente del destino con el que había sido atado al nacer.

Con el paso de los siglos las enseñanzas se fueron perdiendo debido a que carecieron de lo que es necesario en toda religión, un Dios al cual seguir y venerar, una voluntad divina que guíe sus pasos, así “los seguidores” se perdieron hasta quedar borrados casi por completo de la historia misma. Las pequeñas sectas que fueron quedando sobrevivieron, debido a que ciertas interpretaciones de escritos perdidos atraían la ambición de la gente que cegados por su avaricia y ansias de poder, seguían a los lideres bajo promesas de conquistas y prosperidad por el camino fácil; con el tiempo varios señores de grandes fortunas e insaciables deseos cayeron en el clan tras las palabras de Teo Somdai "El Sabio", un hombre que seguía una tradición de corrupción y charlatanería que era lo único que quedaba en dicha religión fracasada.


El interminable discurso de autoproclamación y soberbia mantenía a los ahí reunidos en expectación, Teo los tenia comiendo de su mano, sabia que luego de esa, su noche triunfal, quedaría ante el clan como el sucesor de Nir'Taia lo que le daría el control absoluto sobre sus seguidores mas acaudalados, al fin podría establecer un estado propio con la influencia política con la que contaría a su disposición en esa su noche de triunfo.

Fue durante el banquete que uno de los asistentes afectado por el alcohol comenzó a vociferar contra Teo – ¡farsante, mentiroso!- le llamaba. De inmediato otro salio en su defensa y entonces estallo la discusión y con ella la pelea.

Nadie supo como o en que momento resulto que el protestante cayo muerto con un cuchillo enterrado en la espalda, la oscuridad no fue suficiente para ocultar ese hecho, de alguna manera todos escucharon el eco de la vida que se extinguía, así como su llegada...

Ella apareció de entre la multitud cobijada por una densa bruma dirigiéndose hacia el altar del templo murmurando un idioma que ninguno de los presentes había escuchado jamás, palabras que solo podían provenir de una pesadilla. Llegado el momento la mujer se dirigió a los presentes en el idioma común.

- Mil trecientos años, han pasado y desde ese tiempo, mi legado solo es recordado por uno solo- dijo despacio pero con una voz que llegaba a oídos de todos los presentes. - Solo aquel que fue maldecido por los Dioses fue capaz de recordar las señales en el transcurso de esta era.

Sin esperar un momento, Teo llego a los pies de su Reina - los he reunido para usted mi ama- dijo al tiempo que se arrastraba temblando por los suelos - todos los presentes le han jurado obediencia.

La bruja carente de vida le dirigió una mirada al gusano a sus pies, como si de un perro se tratase y posteriormente inspecciono a la congregación que permanecía ahí por miedo más que otra cosa.

- Yo soy la conquistadora de la tierra, terror de los mortales, azote de los justos, aquella cuyo reino se extenderá de la cima del mundo al fondo de los abismos, la que hará de los reyes sus esclavos y de los esclavos sus ejércitos.

Hizo una pausa y continúo impulsada por una ira creciente.

- Dicen seguirme, pero no saben quien soy, me prestan obediencia cuando yo arrebato destinos, pues esta es mi sagrada voluntad: aquellos que presten juramento no conocerán la muerte, el resto ¡muera!

En esos últimos momentos el corazón de Teo conoció el terror. Los fieles comenzaron a quitarse la vida a ellos mismos de la manera más cruel posible, la luz de las antorchas era escasa, pero los alaridos de dolor le describían mejor los acontecimientos. Pudo ver con sus ojos a algunos golpeándose la cabeza con rocas, uno se mordía la lengua y desangraba mientras otro se devoraba sus propios brazos, padres y madres sacrificando a su prole, el dolor y la agonía podía sentirse en el ambiente y ese olor a sangre...

El espeluznante suicidio en masa termino en pocos minutos únicamente dejando de pie a la bruja y al líder en aquel lugar. De la roca teñida en sangre la hechicera conjuro una armadura de cuerpo entero levantándose de entre los cadáveres.

- Esta es mi recompensa a tu lealtad- le dijo al viento.

Teo creyó por un segundo que se refería a el, hasta que a su vez dio cuenta de que la sangre dejaba el rastro de unos pasos que avanzaban despacio en dirección al acero impío ahí invocado, pasos de alguien que no estaba.

- Tu, el fantasma que en vida me sirvió, murió y se volvió a levantar, aquel al que las puertas del reino de los vivos y de los muertos le fueron cerradas, tu que a lo largo de los siglos influenciaste la codicia para asegurar mi despertar, quien dictaba mi voluntad a través de los sueños, levántate de nuevo como mi caballero, Hellknife, El Maldito.

La armadura entonces comenzó a moverse por si misma y un alarido de sufrimiento proveniente de su interior estremeció los alrededores un sonido que destruyo los tímpanos del ultimo sobreviviente que fue perdonado para transmitir un único mensaje antes de quitarse a si mismo la vida: Nir'Taia, La Reina Muerta, caminaba de nuevo entre los vivos. 

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