- Henos aquí queridos hermanos como nos lo habíamos
propuesto en el momento de la fundación de nuestro gran clan. Han pasado ya las
estaciones y como el antiguo manifiesto así lo predijo, "en la 13er noche
sin luna en que se encuentren alineadas las estrellas impías, se levantara ella
para reconocer a sus leales seguidores y llevarlos a la iluminación".
-Conquistadora de los cielos, libertadora de los
mortales, azote de los injustos, aquella cuyo reino se extenderá de las cimas
de las montañas al fondo de los océanos, la que hará de los reyes sus súbditos
y de los esclavos sus escoltas. Hoy es la noche, ahora que el sol se oculta
daremos de rodillas la reverencia que renovara nuestros espíritus y nos unirá a
todos aquí en nuestro gran clan, síganme hacia la victoria, yo que he sido
reconocido por nuestra eterna reina para continuar con sus ideales....
Una congregación de
cientos estaba reunida en el lujoso templo levantado hace siglos sobre la tumba
de la que consideraban podía cumplir todos sus deseos y ambiciones con sus
enseñanzas. Rituales olvidados siglos atrás se practicaban aun, gracias a los
trabajos de traducción y restauración de los fundadores del "Clan de los
Seguidores de Nir'Taia". El Clan había sido levantado sobre una ideología
que según interpretaban sus fundadores, era la llave de un mundo mas justo, según
sus doctrinas, aun el más pobre podría alcanzar la riqueza si seguía las
milenarias escrituras, cada hombre era capaz de alcanzar la gloria si reunía lo
necesario independientemente del destino con el que había sido atado al nacer.
Con el paso de los siglos
las enseñanzas se fueron perdiendo debido a que carecieron de lo que es
necesario en toda religión, un Dios al cual seguir y venerar, una voluntad
divina que guíe sus pasos, así “los seguidores” se perdieron hasta quedar
borrados casi por completo de la historia misma. Las pequeñas sectas que fueron
quedando sobrevivieron, debido a que ciertas interpretaciones de escritos
perdidos atraían la ambición de la gente que cegados por su avaricia y ansias de
poder, seguían a los lideres bajo promesas de conquistas y prosperidad por el
camino fácil; con el tiempo varios señores de grandes fortunas e insaciables
deseos cayeron en el clan tras las palabras de Teo Somdai "El Sabio",
un hombre que seguía una tradición de corrupción y charlatanería que era lo único
que quedaba en dicha religión fracasada.
El interminable discurso
de autoproclamación y soberbia mantenía a los ahí reunidos en expectación, Teo
los tenia comiendo de su mano, sabia que luego de esa, su noche triunfal, quedaría
ante el clan como el sucesor de Nir'Taia lo que le daría el control absoluto
sobre sus seguidores mas acaudalados, al fin podría establecer un estado propio
con la influencia política con la que contaría a su disposición en esa su noche
de triunfo.
Fue durante el banquete
que uno de los asistentes afectado por el alcohol comenzó a vociferar contra
Teo – ¡farsante, mentiroso!- le
llamaba. De inmediato otro salio en su defensa y entonces estallo la discusión
y con ella la pelea.
Nadie supo como o en que
momento resulto que el protestante cayo muerto con un cuchillo enterrado en la
espalda, la oscuridad no fue suficiente para ocultar ese hecho, de alguna
manera todos escucharon el eco de la vida que se extinguía, así como su
llegada...
Ella apareció de entre la
multitud cobijada por una densa bruma dirigiéndose hacia el altar del templo
murmurando un idioma que ninguno de los presentes había escuchado jamás,
palabras que solo podían provenir de una pesadilla. Llegado el momento la mujer
se dirigió a los presentes en el idioma común.
- Mil trecientos años, han pasado y
desde ese tiempo, mi legado solo es recordado por uno solo- dijo despacio pero
con una voz que llegaba a oídos de todos los presentes. - Solo aquel que fue maldecido
por los Dioses fue capaz de recordar las señales en el transcurso de esta era.
Sin esperar un momento,
Teo llego a los pies de su Reina - los he
reunido para usted mi ama- dijo al tiempo que se arrastraba temblando por
los suelos - todos los presentes le han
jurado obediencia.
La bruja carente de vida
le dirigió una mirada al gusano a sus pies, como si de un perro se tratase y
posteriormente inspecciono a la congregación que permanecía ahí por miedo más
que otra cosa.
- Yo soy la conquistadora de la
tierra, terror de los mortales, azote de los justos, aquella cuyo reino se extenderá
de la cima del mundo al fondo de los abismos, la que hará de los reyes sus
esclavos y de los esclavos sus ejércitos.
Hizo una pausa y continúo
impulsada por una ira creciente.
- Dicen seguirme, pero no saben
quien soy, me prestan obediencia cuando yo arrebato destinos, pues esta es mi sagrada
voluntad: aquellos que presten juramento no conocerán la muerte, el resto
¡muera!
En esos últimos momentos
el corazón de Teo conoció el terror. Los fieles comenzaron a quitarse la vida a
ellos mismos de la manera más cruel posible, la luz de las antorchas era escasa,
pero los alaridos de dolor le describían mejor los acontecimientos. Pudo ver
con sus ojos a algunos golpeándose la cabeza con rocas, uno se mordía la lengua
y desangraba mientras otro se devoraba sus propios brazos, padres y madres
sacrificando a su prole, el dolor y la agonía podía sentirse en el ambiente y
ese olor a sangre...
El espeluznante suicidio
en masa termino en pocos minutos únicamente dejando de pie a la bruja y al líder
en aquel lugar. De la roca teñida en sangre la hechicera conjuro una armadura
de cuerpo entero levantándose de entre los cadáveres.
- Esta es mi recompensa a tu lealtad- le dijo al viento.
Teo creyó por un segundo
que se refería a el, hasta que a su vez dio cuenta de que la sangre dejaba el
rastro de unos pasos que avanzaban despacio en dirección al acero impío ahí
invocado, pasos de alguien que no estaba.
- Tu, el fantasma que en vida me sirvió,
murió y se volvió a levantar, aquel al que las puertas del reino de los vivos y
de los muertos le fueron cerradas, tu que a lo largo de los siglos
influenciaste la codicia para asegurar mi despertar, quien dictaba mi voluntad
a través de los sueños, levántate de nuevo como mi caballero, Hellknife, El
Maldito.
La armadura entonces comenzó
a moverse por si misma y un alarido de sufrimiento proveniente de su interior estremeció
los alrededores un sonido que destruyo los tímpanos del ultimo sobreviviente que fue perdonado para transmitir un único mensaje antes de quitarse a si
mismo la vida: Nir'Taia, La Reina Muerta,
caminaba de nuevo entre los vivos.
Perrisima historia!
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