-Esa debe ser la casa- dijo el experimentado caballero a su
compañero de jornada.
-si, aunque quisiera…. ¿Que es eso?- se interrumpió el más
joven.
Una niña abrió la puerta de la residencia, la pequeña
aparentaba unos ocho años humanos, aunque era bastante claro que tenía sangre
elfica en su herencia, la chiquilla recibió a los extraños con una sonrisa,
vestida como una princesa de cabellos dorados lista para una gala dirigió a sus
huéspedes hacia el interior de la casa.
-¿nos estará dirigiendo hacia lo que buscamos?- pregunto
Alastor.
-no exactamente, esperemos un poco mas y veamos que sucede-
contesto serenamente Vagrant.
El interior de la casa no correspondía al aspecto de la
semi-elfa, el polvo acumulado abundaba en el aire, ventanas empañadas de
suciedad, jarrones rotos, alguna que otra alimaña en los alrededores y una
ligera sensación a muerte, aunque dicha sensación era constante desde que se habían
aproximaron a las inmediaciones del pueblo en que se encontraban, un pueblo
fantasma.
-les prepare algo de té y también hice galletas y queso –ofreció
la pequeña con una sonrisa – tomen asiento por favor y disculpen el desorden,
pero hace tiempo que no recibo visitas.
Los caballeros tomaron asiento pero de inmediato
desconfiaron de los bocadillos, estaban ahí para algo más que una visita de
sociedad. Durante algún tiempo el reino había dejado de recibir los tributos de
algunas poblaciones, cosa normal cuando la cosecha es mala, sin embargo no se
había recibido noticias de apuro o solicitud de ayuda alguna; esto motivo a que
el reino enviara mensajeros para investigar la situación de la región, de ellos
tampoco se supo nada después. Fue hasta que una inspección, empleando artefactos mágicos, revelo que algo malo sucedía,
lo más extraño era que lo que fuese lo que fuese no se había hecho notar por
otros medios, ni siquiera por clarividencias divinas. Esto motivo a que el
reino enviase a dos de sus caballeros más fuertes, Vagrant quien desde su
juventud mostro el temple y la sabiduría de un gran caballero, el era en ese
entonces el dirigente de la Orden de la Corona; el otro era Alastor, del cual
se cantaba que no había espada que pudiese vencerle, un hombre joven en apariencia, pero que al
menos tenia la misma edad que su compañero, ambos hicieron el entrenamiento de
la orden juntos.
-Se ven algo nerviosos, ¿acaso el queso esta “pasado”? –
pregunto con ingenuidad la anfitriona.
-¡al grano pequeña! Dinos ¿Qué está sucediendo aquí? –
Vagrant respondió de forma autoritaria- hemos recorrido varios pueblos de la región
y hasta ahora, tu eres la única persona que hemos encontrado.
-oh! ¡Así que es eso! – Contesto la pequeña con entusiasmo- no
se preocupen por los demás aldeanos, todos ellos están muertos – termino
sonriente.
Alastor de inmediato se levanto y se puso en guardia a punto
de desenvainar su espada – ¿qué cosa eres?- pregunto con alarma, presentía que
ella era el centro de los acontecimientos que ahí sucedían, aunque no estaba
seguro de que forma- Responde ahora y
tal vez tome tu vida con rapidez.
La niña permaneció algo confundida, pero ignorando cualquier
señal de peligro.
-Espera un momento Alastor- lo tranquilizo su compañero
mientras permanecía sentado – aun hay más que descubrir.
-si! Además es una falta de modales levantarse así durante
el te- lo regaño la anfitriona.
-empecemos con las presentaciones pequeña, ya que los
modales parecen importarte – inicio la introducción – mi nombre es Vagrant y mi
compañero se llama Alastor y ambos somos caballeros de la Corona.
-¡WOW! – Grito emocionada – ¿los dos son caballeros de
verdad? ¡Qué increíble! ¿y es verdad lo que cantan los trovadores? ¿y lo que está
escrito en los libros? Y….
-¡ejem! – interrumpió Vagrant.
-¡oh! Cierto ….mi nombre es Alptraum y soy una “Residente”
Alastor de inmediato reconoció el término, ese era el nombre
que se le daba a los espíritus que tienen la necesidad de resguardarse en otros
seres para existir.
-pero creo que eso no es lo que están buscando – continuo
infantilmente- ustedes están buscando al Necrarium, el demonio que mato a todos
y quien es el causante de tantos problemas.
- ¿dices que no eres tu la responsable de esas muertes?-
pregunto intrigado Vagrant.
-claro que no; verán, ese monstruo llego y comenzó a hacer
sus fechorías hace unos meses, cada intento de pedir ayuda resultaba inútil, es
porque se mete en la gente y la controla, hubo incluso inocentes que fueron
muertos debió a la confusión. Yo no podía intervenir, esos asuntos no tiene importancia
para mí.
Alastor escuchaba con mucha atención, conocía la extraña
naturaleza de los residentes, pero le preocupaba mas escuchar sobre un Necrarium,
un demonio que no pertenecía a ningún mundo, un espécimen extraño y muy difícil
de combatir, sobre todo sin revelar sus verdaderos
ojos.
-Llego el momento en el que entro en esta residencia, tomo
el cuerpo del dueño de la casa y continuo su masacre, hasta que vio a esta
niña, fue ahí que todo se salió de control. Verán, ella posee un espíritu puro,
lleno de bondad, algo en extremo raro de encontrar, por esa misma razón me convertí
en su residente, suelen ser este tipo de personas las que llevan la luz que
ilumina al mundo, pero también despertó la voracidad insaciable del Necrarium,
este intento apoderarse de su alma, pero no pudo, solo quien es invitado o mejor
dicho, quien así lo tiene predestinado, como es mi caso, son capaces de llegar
al centro de su luz, eso lo volvió loco y en su desesperación no dejo un solo
sobreviviente en la villa.
Hubo un momento de silencio, ambos caballeros se preguntaban
a si mismos “que secretos hemos encontrado?”. Alptraum estaba rodeada de un
aura oscura, pero parecía tener buenas intenciones y de la otra bestia no había
rastro alguno.
-esto es lo que haremos - propuso la pequeña sin dejar
espacio para alegato alguno - yo me
encargo del monstruo y ustedes de la niña; ahora mismo lo tengo encerrado en
una burbuja, pero se romperá y seguirá causándoles molestias y a pesar de mi gran
poder, en este mundo, este se ve reducido y no es suficiente para poder seguir
protegiéndola, a fin de cuentas es el cuerpo de una pequeña.
La atmosfera comenzó a oscurecerse, no era cuestión de
iluminación, sino una sensación tenebrosa, después de todo la naturaleza de los
Residentes era completamente impredecible, muchos se contentaban con albergar
en un rincón de su anfitrión, pero algunos incluso trataban de pasar a
sustituir al mismo poseyendo su cuerpo. Seres que muchas veces desconocían los
términos de los mortales no siempre entendían que era una traición o el por que
debían mantener su palabra, seres acostumbrados a ser como dioses en sub-mundos
inmateriales tenían muchas dificultades para convivir con los seres tangibles.
- Espero que los Caballeros cumplan con su deber para con
los inocentes; ¡hasta luego! – Alptraum no espero a recibir ni una ligera
respuesta o gesto de sus invitados, cerró los ojos y un viento sobrenatural soplo por toda la estancia, las
sombras que llenaban la atmosfera eran arrastradas por ese viento y un espectro
emergía de la pequeña elfa, un ángel de alas negras y resplandecientes ojos
verdes, una sombra, un contorno, batió sus alas y desapareció llevándose consigo
la otra emanación de oscuridad que recién se hacia sentir.
Los caballeros presentían que la residente no había sido del
todo sincera y que sus intenciones tenían un doble propósito, revisaron el
resto de la casa con sumo cuidado buscando rastros de seres oscuros u otra
amenaza, no encontraron nada.
-que hacemos con la niña?- pregunto Alastor.
-llevémosla con nosotros de vuelta- respondió con algo de
duda Vagrant – tal vez localicemos algún familiar en los registros cívicos o en
última instancia un lugar en el orfanato, aquí morirá si se queda sola; no hay
que apartarle la vista de encima.
Alastor examino a la pequeña una última vez, sentía algo
especial en ella, una calidez muy particular, definitivamente aquello que había
atraído al residente y al necrarium, una luz. La tomo en sus brazos y se
dispusieron a emprender el viaje de regreso, no sin antes advertir que tenía un
collar con una inscripción grabada a su reverso.
-así que su nombre es “Lunamarie”.

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