El poder de cambiar el mundo, ese es el poder de los sueños.
A través de los mundos que nacen y mueren he tratado de lograr un cambio para bien, algo como lo que mi madre ha intentado. Sin embargo es complicado, para un ser de mi naturaleza es sumamente difícil portar la espada del juez y verdugo hacia los seres malignos, el impartir la verdadera justicia en cierta forma afecta a mi ser, debido a que no puedo lidiar con emociones negativas. En ocasiones he llegado a tener la guía necesaria para continuar, pero cuando no ocurre de esa manera, mi ser se desdibuja por completo, puesto que soy un ente muy simple en varios aspectos, incapaz de manejar conflictos tan complejos como lo suelen ser los dilemas emocionales o filosóficos, el simple hecho de llegar a matar a un ser, por vil que este sea, me ha generado innumerables conflictos (¿Qué me da el derecho de hacerlo?) Sin la guía adecuada, esa cuestión se transforma en culpa (le quite la vida) y ello me causa confusión que se vuelve en acusación (no soy mejor que un ser maligno) y dicha acusación se torna en una afirmación que se vuelve mi realidad (soy una asesina).
Mucho de ese peso según he podido constatar se debe a una reacción efímera del mundo, una forma en que este se defiende de la intervención de un ser extraño como yo. Las realidades mantienen ciertas reglas, algunas son muy obvias como el tiempo y el espacio, mientras que otras son más misteriosas y seguramente indescifrables.
En vista de mis diferentes vivencias, he llegado a la teoría de que cada realidad “se defiende” de cualquier intervención externa. Parece ser que el universo conspira contra los agentes ajenos a él. Los seres que venimos de la ensoñación constatamos esto, pues las reglas de la realidad de inmediato nos destruyen, porque un ser debe ocupar un espacio y dicho ser debe tener cierta consistencia con el resto del mundo, entre otro montón de normas establecidas desde la creación del universo en cuestión. Entonces los seres que no podemos vivir en un mundo así, lo podemos visitar apegándonos a sus reglas y condiciones, por ello, en mi caso debo encontrar como condicionarme con las reglas de la realidad convirtiéndome en un hibrido quasi-real y parece ser que la realidad no se deja engañar tan fácilmente. Mis habilidades para moldear el material de los sueños se trastornan en diferentes formas en que la realidad las acepta, generalmente en forma de magia, aunque se dificulta cuando el mundo es uno en el que la magia no es bienvenida. Aun así parece ser que por muy adaptado que este mi ser, no puedo quitarme ese “algo” que me hace diferente de los nativos del mundo.
He desarrollado la sospecha de que el mundo no deja que un ser ajeno a él lo cambie. Esto debido a diferentes finales que he tenido, es difícil de explicar, pero parece que en cuanto estoy por lograr algo relevante para su existencia, este aplica una corrección al cambio que ocasionaría. Por ejemplo, si hay una enfermedad, he llegado a desarrollar el don para curarla y mientras trate con esos dones a un paciente o a un poblado, la realidad parece estar cómoda con ello, pues unas cuantas vidas son insignificantes en el plan mayor de la existencia, sin embargo, si se tratase de una gran epidemia y tuviera el poder de detenerla por completo, entonces es que el universo parece conspirar en contra para que ello no suceda, como ha ocurrido en veces, llegando a perder mi esencia material haciendo imposible el mantenerme en dicho lugar; sin embargo si me las arreglo para lograr que sea un tercero el que intervenga, no sé, por ejemplo dándole pistas o ayudando de alguna forma a alguien para que pueda desarrollar una cura, el mundo parece no tener problemas con eso.
Así, tal parece que mi papel debe limitarse a la inspiración, incluso ahora que lo reflexiono, creo que las entidades más estables y longevas han sido las que se han dedicado a ello. En el gran contexto de las cosas, parece que mi parte es mucho más pequeña de lo que creía o deseaba, pues por mi naturaleza siempre quiero lo mejor para los demás y al mismo tiempo soy incapaz de concedérselos por mi cuenta, aunque no podía esperarse más de un ser que prácticamente no existe como yo. Sin embargo, he descubierto mi verdadero poder, pues si no soy capaz de luchar por el bien, si puedo compartirles el deseo e inspirar la voluntad de hacerlo en otros, así tal vez incluso logre mucho más de lo que podría hacer sola, después de todo los sueños somos poderosos y nuestro poder radica en el inspirar el valor para caminar hacia el mañana.
Así es que por ello aquel hombre me llamaba “la más fugaz de las esperanzas”
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